Desde 2004 se celebra, todos los años, la Semana Mundial para el Parto Respetado.
En 2022, el lema de esta iniciativa que busca visibilizar el modo en que se atienden los partos en todo el mundo y exigir que se cumplan los derechos vinculados al nacimiento es “Muchas formas de parir, los mismos derechos”.
Y tiene como punto central del debate la forma en que la crisis sanitaria provocada por la propagación del coronavirus repercutió en la lucha que se venía dando contra la violencia obstétrica, algo de lo que se habló en una charla organizada por el Colegio de Psicólogos de la provincia de Buenos Aires, distrito XI.
“En el marco de esta pandemia se dejaron de respetar muchos derechos que están por ley. Y eso trajo más secuelas posteriores a las mamás”, explica Leticia Maiza, psicóloga perinatal (MP 54447) y fundadora de la subcomisión de psicología perinatal de esa institución.
La especialista se refiere a mujeres que en los primeros meses de aislamiento social tuvieron que parir solas y a las que les realizaron intervenciones médicas que en otro contexto no les hubieran realizado.
“A raíz de la crisis sanitaria, se puso un paréntesis en lo que se venía ganando terreno que era el parto respetado y se dejaron de respetar muchas cuestiones, como por ejemplo el hecho de estar acompañada”, sostiene Maiza y agrega que “las mujeres que parieron y las familias que atravesaron situaciones de aislamiento durante el parto en pandemia están trabajando sobre esas experiencias. Esas mujeres no vuelven a ser las mismas, aunque ahora las atiendan con el marido al lado”.
Cuando relatar ese nacimiento trae angustia, es un buen momento para consultar a un psicólogo perinatal.
La especialista aclara que no en todas las instituciones se dieron las mismas condiciones. Y destaca el enorme peso que cayó sobre los profesionales de la salud. Pero no puede dejar de destacar las consecuencias de las experiencias vividas por estas mujeres: “Ya de un parto traumático quedan secuelas. Si además a eso se le suma estar sola, aislada; no poder besar al bebé, tener que usar barbijo… algunas cuestiones que no ayudaron a que se lo viviera desde un lugar más fisiológico, más esperado, más natural”.
Y hace una mención especial a las mujeres que parieron bebés fallecidos porque se detuvo el embarazo y tuvieron que atravesar esa situación estando solas: el parto de la no vida, el duelo y el puerperio.
Por eso remarca la necesidad de seguir difundiendo que contamos con una legislación que protege estos derechos, para evitar un montón de secuelas en las mujeres que se sintieron abusadas, que les mintieron o las infantilizaron.
“No es lo mismo una mamá que tuvo un parto oxitoso, que salió de la sala de partos con su bebé o lo vio enseguida, que pudo amamantar y recibir visitas, que pudo ver a sus otros hijos y hacer una presentación del nuevo bebé; que una mamá a quien le sacaron corriendo el bebé porque no podía verlo, todos los profesionales tapados como astronautas…”
Y destaca la importancia del trabajo interdisciplinario posterior al nacimiento, de contar con una red de apoyo que pueda prevenir o advertir una situación de depresión posparto o complicaciones en el vínculo con el bebé.
“Hay tasas muy altas de depresión materna, que no se atienden. Y es importante que haya un seguimiento de psicólogos perinatales, trabajando con un obstetra o pediatra para que pueda detectar que esa mamá no está pudiendo vincularse”.
Cuándo pedir ayuda
La especialista destaca que muchas mujeres expresan que no saben por qué se sienten mal, cuando todo salió bien. Y después cuando empiezan a indagar descubren que hubo episiotomía, maniobra de Hamilton, goteo, frases del tipo “mamita, gordita, negrita” en las que nunca se supo a quién estaban atendiendo, o se las dejó esperando en un pasillo frío, separadas durante dos horas hasta que las vinieron a buscar.
“Si cuando recuerdan ese momento se entristecen, no lo pueden contar o lo hacen con mucha carga de angustia, ese puede ser un gran indicador”, explica Leticia Maiza y enfatiza la función que tiene el relato del parto: “Si hay algo de eso que no puede ser dicho, que da vergüenza, que manifiesta que se sintieron humilladas o vulneradas”, es momento de pedir ayuda profesional.