El síndrome de rubeola congénita

La rubeola es una de las enfermedades virales más frecuentes en la infancia. Suele ser una enfermedad benigna y sus síntomas son generalmente leves (entre el 20 y el 50 por ciento de los casos resulta ser inaparente), por lo cual es posible transmitir la enfermedad sin saberlo a través de las gotitas que se producen al hablar, toser o estornudar y con los objetos contaminados con éstas.

El principal objetivo de evitar la rubeola es prevenir el síndrome de rubeola congénita (SRC), que afecta al bebé por nacer o al recién nacido cuando las madres se infectan durante el embarazo.

Las principales manifestaciones clínicas de este síndrome son: aborto espontáneo, bajo peso al nacer, parto prematuro, retraso en el desarrollo, retraso mental, sordera, defectos del habla, microcefalia, problemas en el sistema cardiovascular, complicaciones en la visión, neumonitis, diarrea crónica, hipotiroidismo y diabetes insulino-dependiente, entre otras. Las principales malformaciones congénitas son cardiopatías, sordera y alteraciones oculares.

El riesgo de adquirir SRC entre niños nacidos de madres que adquirieron la infección en el primer trimestre del embarazo alcanza hasta el 90 por ciento. Esta cifra disminuye luego de la semana 16 de gestación y casi desaparece después de la semana 20.

Se estima que, antes de la introducción de la vacuna en los programas de inmunización, aunque no ocurrieran grandes epidemias, nacían más de 20 mil niños por año con SRC.

En 1998 Argentina incorporó la vacuna triple viral (SRP: sarampión, rubeola y paperas) al calendario nacional para las niñas de un año, con un refuerzo al ingreso escolar. Además, se han realizado campañas para brindar una segunda oportunidad de inmunización a la población infantil.

En el año 2003 se implementó la vigilancia integrada del sarampión y rubeola, además de la vacunación en niños de 11 años de ambos sexos y la vacunación en el posparto o post aborto inmediato. En este punto, es importante recalcar la recomendación de consultar con el médico obstetra sobre el tiempo que es aconsejable esperar después de aplicada la vacuna para quedar embarazada.

A partir de la introducción de la vacuna en el calendario nacional se observó un descenso importante de los casos notificados de rubeola.